Un fin de semana para no olvidar

Comenzamos el viaje el sábado a la diez de la mañana con muchas ganas, un cincuenta y uno por ciento de ganas, a base de que el Marc comenzara a hacer sus paridas y sus tonterías, comenzamos a animarnos.






Teníamos que ir a Vinaros pero nos paramos en Peñiscola a comer y a pasar la mañana, ha hace turismo.


Llegamos al hotel. Era muy bonito, pero estaba todo lleno de ancianos, cuándo hicimos la repartición de habitaciones, coa que nos costo un poco, nos cambiamos y nos fuimos a entrenar al paseo marítimo de Vinaros.


Antes de ir a cenar estuvimos contando y chistes en una sala del hotel, después cenamos, la comida no estaba tan buena como la de Peñiscola.






Por la noche, el padre de Marc nos conto dos cuentos, que eran para morirse, no de risa, sino de miedo. Después José Luis se escondió en el lavabo y entonces fue cúando nos asusto.

A la mañana siguiente la Paula nos desperto meando, encendiendo todas las luces a las siete y media.

A las ocho y media fuimos a desayunar como nunca lo habíamos hecho.


Nos dirigimos a las pistas y fue cuándo nos entraron todos los nervios, tuvimos problemas con las acreditaciones de Mar, Lore y Amina, la Paula y la Adri no han tenido problemas, sus padres tenían sus DNI.
La carrera nos fue muy bien, pero lástima que echaron a Sara Balsalobre.

Después nos fuimos al hotel a comer y más tarde, luego nos fuimos a la sala de juego y nos lo pasamos muy bien.

Escrito por Paula, Marc y Lore, en el coche de camino a casa